En su sentido más amplio, la costumbre es el conjunto de comportamientos humanos habituales, o sea, el modo especial de proceder adquirido por repetición de actos iguales o semejantes que forman el carácter distintivo de una persona, un grupo o un pueblo.”
Los Reyes Magos
El pasaje del Evangelio que llegó a la Nueva España a través de los frailes españoles para la evangelización en la primera mitad del siglo XVI, que habla de que los Santos Reyes llegaron de Oriente siguiendo la estrella y como estudiosos de la ciencia llegan a Belén, donde encuentran al Niño Dios a quien le ofrecen sus regalos:
Incienso al Dios
Oro al Rey
Mirra al Hombre
En México este acontecer se ha tomado para halagar a sus niños
Con maravillosa ilusión los chicos escriben su carta, en una hoja robada al cuaderno de tareas y con la plena convicción de que será leída. Al dejarla dentro de su zapato, la noche del 5 de enero, queda en ella toda la inocencia y esperanza de que son capaces. Esta fiesta tiene varios matices, es celebrada en todo el país y es una tradición que se resiste a desaparecer. El despertar de los niños del día 6 acontece más temprano que de costumbre, para encontrarse con esos juguetes creados para esta ocasión.
Esta tradición se va perdiendo en las ciudades, pero en la provincia y en los pueblos se conserva con ese espíritu de alegría y cariño por lo nuestro, y que no deberíamos dejar perder. A través de este día la fiesta tiene diferentes celebraciones, misas, peregrinaciones, danzas, etcétera; pero lo que es común a todos es la tradicional “rosca” que une a grandes y chicos con una ilusión más antes de terminar este día de sorpresas.
Comprar, hacer y comer “rosca” es costumbre privativa del Día de Reyes; este biscocho adornado con frutas cubiertas naranjas, acitrón, xoconoxtles, higos, puede variar el tamaño según el número de comensales; pero lo más característico de este sabroso pan, es que, en su interior se esconde uno y varios muñequitos que representan al Niño Dios y que antaño fueron hechos de porcelana, pero que en la actualidad han sido sustituidos por otros de plástico.
En fin, cada persona con cierta precaución parte su pedazo que suele saborearse con una tasa de chocolate; si el comensal se encuentra el muñequito, se compromete a ser el padrino y anfitrión en la fiesta de la Candelaria.
La tradición por ser la forma más sencilla de comunicar o transmitir los valores y las manifestaciones culturales y artísticas en el correr del tiempo, es también la manera más sencilla y directa de hacer la historia.
La tradición, por ser historia viviente y comunal, tiene una dimensión humana, una dimensión social, una dimensión geográfica y otra temporal, y sobre todas estas cualidades, la virtud de amalgamar al hombre presente con su pasado y con su terruño. Es el hilo que teje la malla de generaciones y que da sentido, color, sabor, perfil, carácter cultural y fisonomía social.
En nuestro país tenemos muchas tradiciones a lo largo del año, y de un modo u otro, todas ellas se relacionan con la alimentación. Es por eso que quisimos elaborar una lista en orden cronológico de las celebraciones más importantes del país y concretamente la Ciudad de México, abarcando el período que conforma el presente semestre. Les invitamos a que conozcan nuestras tradiciones asistiendo a todas las actividades que les sea posible de las que enumeraremos adelante.
LA CUARESMA
Los primeros cronistas de nuestra historia que relatan el encuentro de la cultura occidental con la mexicana, dan amplio testimonio del profundo espíritu religioso de los pueblos indígenas y de cómo este espíritu abarcaba también las costumbres y hábitos alimentarios; es decir, existía toda una tradición gastronómica vinculada a las creencias y ceremonias religiosas.
Por ello no es de extrañar que al realizarse la conquista espiritual por parte de los españoles, se produjera un cambio en los hábitos alimentarios propios de las fiestas religiosas, para adaptarlos a los usos y costumbres que exigía el ritual de la nueva religión. Surge así una cocina cuaresmal y una cocina navideña en la Nueva España, por ser estos dos ciclos en torno a los que gira la liturgia cristiana. Estas tradiciones, que perduran hasta nuestros días, pueden decirse que son, en su esencia, prehispánicas, porque los protagonistas son platillos indígenas (como es el caso de los guisos de nopales, flor de calabaza, huauzontles, verdolagas, papas, moles y tamales, por citar algunos). Los guisos de Cuaresma conforman una tradición gastronómica mexicana, la cual se enriquece con elementos aportados por la cocina hispánica.
En lo que se refiere a la tradición culinaria cuaresmeña, está dominada por dos elementos rituales: el ayuno y la abstinencia. El ayuno, porque obliga a la realización de un solo alimento, es la comida principal del día; en cuanto a la abstinencia, como su nombre lo indica, está prohibido el uso de las carnes en todas sus variedades, pero no el de los vegetales y los pescados, los cuales pueden ser ingeridos en toda su variedad.
La gastronomía mexicana, como ya vimos, aporta al mundo vegetales que son de consumo universal, como: la papa, las calabazas, los camotes, el maíz, los chiles, los aguacates, los nopales y muchos más, protagonistas de las llamadas Vigilas de Cuaresma. Así surgen infinidad de guisos elaborados cuidadosamente, por lo que la cocina cuaresmeña es una tradición gastronómica de muy alta calidad. Para confirmarlo, basta citar algunos ejemplos:
Nopales (con huevo, mole, ensaladas, etc.)
Romeritos en mole, con tortas de camarón seco
Charales de Pátzcuaro capeados
Calabazas en torta, rellenas, picadas, entomatadas, etc.
Guarniciones de chícharos, ejotes
Caldos de haba
Pastel azteca
Corundas con rajas
Caldos de camarón
Chilpachole
Huachinango a la veracruzana
Bacalao a la vizcaína
Postres: chocolates, frutas cubiertas, capirotadas, torrejas, huevos reales, tamales
Bebidas: aguas frescas, aguamiel, pulque
Cabe mencionar que la cocina mexicana resultó muy adecuada para la Cuaresma, ya que en México no existía la carne de res, de cerdo y, en general, de todos los bovinos. Por todo ésto, se puede afirmar que la gastronomía mexicana de cuaresma es una de las más ricas y variadas del mundo, y que afortunadamente, es una tradición de la mesa mexicana.
PASCUA
Al terminar el ciclo religioso de la Cuaresma y Semana Santa, tiempo de recogimiento, ayuno y abstinencia, comienza el "Ciclo Pascual", que también dura cuarenta días, pero es tiempo que todo es alegría y esperanza. Este tono festivo coincide siempre con la estación de primavera.
Como por su propia naturaleza religiosa, la fiesta de Pascua resulta ser de tono festivo y familiar, durante el virreinato surgió la costumbre de regalar dulces y postres a parientes y amigos, así como el invitar a las Meriendas Chocolateras de Pascua en las que los protagonistas eran: el chocolate, los tamales, los bizcochos de huevo, las cajetas, las palanquetas, polvorones, animalitos de pepita, alegrías, jamoncillos, buñuelos, charamuscas, natillas, rompope, empanadas, chongos zamoranos, gaznates, borrachitos y miles de delicias más.
Es por eso que la auténtica costumbre ha derivado en regalar dulces y postres autóctonos, así como las meriendas con sus chocolates.
DÍA DE MUERTOS
Entre los mexicanos la muerte tiene un sentido singular: a veces aparece como una arraigada tradición que tiene sus raíces en la época prehispánica; en otras ocasiones, parece un escenario donde hay ofrendas con: dulces, pan, flores y alimentos condimentados y costumbristas. La tradición es permanente, pero aparece con mayor vigor los días 1 y 2 de noviembre de cada año.
El cementerio convoca a reunión familiar y amistosa. Los deudos se arrodillan al rededor del quien físicamente ya no se encuentra con ellos y depositan las ofrendas; o en su caso, se instalan altares en las casas. Es una conjugación de alegría y tristeza.
Las ofrendas pueden contener fruta, pan, conservas, tamales, mole, dulces, el tradicional pan de muerto; flores, veladoras, imágenes de santos y fotografías del o los difuntos, además de banquitos o sillas para que lleguen a comer los espíritus. También se colocan sus pertenencias en vida: ropa, cigarros, botellas de licor, etc. Después de la celebración, los familiares e invitados se reúnen tradicionalmente para comer lo que "los muertitos dejaron" en la ofrenda, teniendo así un nuevo motivo para celebrar.
En otros países la palabra muerte jamás se pronuncia. El mexicano la adula, la festeja. Tal vez sea el mismo miedo de los otros, pero nosotros la miramos cara a cara. El Día de Muertos refleja claramente cuál es nuestra actitud ante el fenómeno: es la fiesta donde se canta, se come, se ríe, se baila con ella, con la muerte. El arte de la fiesta se encuentra casi intacto entre nosotros. Ahí mostramos todo el lujo que nos falta en nuestra vida diaria. Gracias a ésto se espera atraer la abundancia.
Los Reyes Magos
El pasaje del Evangelio que llegó a la Nueva España a través de los frailes españoles para la evangelización en la primera mitad del siglo XVI, que habla de que los Santos Reyes llegaron de Oriente siguiendo la estrella y como estudiosos de la ciencia llegan a Belén, donde encuentran al Niño Dios a quien le ofrecen sus regalos:
Incienso al Dios
Oro al Rey
Mirra al Hombre
En México este acontecer se ha tomado para halagar a sus niños
Con maravillosa ilusión los chicos escriben su carta, en una hoja robada al cuaderno de tareas y con la plena convicción de que será leída. Al dejarla dentro de su zapato, la noche del 5 de enero, queda en ella toda la inocencia y esperanza de que son capaces. Esta fiesta tiene varios matices, es celebrada en todo el país y es una tradición que se resiste a desaparecer. El despertar de los niños del día 6 acontece más temprano que de costumbre, para encontrarse con esos juguetes creados para esta ocasión.
Esta tradición se va perdiendo en las ciudades, pero en la provincia y en los pueblos se conserva con ese espíritu de alegría y cariño por lo nuestro, y que no deberíamos dejar perder. A través de este día la fiesta tiene diferentes celebraciones, misas, peregrinaciones, danzas, etcétera; pero lo que es común a todos es la tradicional “rosca” que une a grandes y chicos con una ilusión más antes de terminar este día de sorpresas.
Comprar, hacer y comer “rosca” es costumbre privativa del Día de Reyes; este biscocho adornado con frutas cubiertas naranjas, acitrón, xoconoxtles, higos, puede variar el tamaño según el número de comensales; pero lo más característico de este sabroso pan, es que, en su interior se esconde uno y varios muñequitos que representan al Niño Dios y que antaño fueron hechos de porcelana, pero que en la actualidad han sido sustituidos por otros de plástico.
En fin, cada persona con cierta precaución parte su pedazo que suele saborearse con una tasa de chocolate; si el comensal se encuentra el muñequito, se compromete a ser el padrino y anfitrión en la fiesta de la Candelaria.
La tradición por ser la forma más sencilla de comunicar o transmitir los valores y las manifestaciones culturales y artísticas en el correr del tiempo, es también la manera más sencilla y directa de hacer la historia.
La tradición, por ser historia viviente y comunal, tiene una dimensión humana, una dimensión social, una dimensión geográfica y otra temporal, y sobre todas estas cualidades, la virtud de amalgamar al hombre presente con su pasado y con su terruño. Es el hilo que teje la malla de generaciones y que da sentido, color, sabor, perfil, carácter cultural y fisonomía social.
En nuestro país tenemos muchas tradiciones a lo largo del año, y de un modo u otro, todas ellas se relacionan con la alimentación. Es por eso que quisimos elaborar una lista en orden cronológico de las celebraciones más importantes del país y concretamente la Ciudad de México, abarcando el período que conforma el presente semestre. Les invitamos a que conozcan nuestras tradiciones asistiendo a todas las actividades que les sea posible de las que enumeraremos adelante.
LA CUARESMA
Los primeros cronistas de nuestra historia que relatan el encuentro de la cultura occidental con la mexicana, dan amplio testimonio del profundo espíritu religioso de los pueblos indígenas y de cómo este espíritu abarcaba también las costumbres y hábitos alimentarios; es decir, existía toda una tradición gastronómica vinculada a las creencias y ceremonias religiosas.
Por ello no es de extrañar que al realizarse la conquista espiritual por parte de los españoles, se produjera un cambio en los hábitos alimentarios propios de las fiestas religiosas, para adaptarlos a los usos y costumbres que exigía el ritual de la nueva religión. Surge así una cocina cuaresmal y una cocina navideña en la Nueva España, por ser estos dos ciclos en torno a los que gira la liturgia cristiana. Estas tradiciones, que perduran hasta nuestros días, pueden decirse que son, en su esencia, prehispánicas, porque los protagonistas son platillos indígenas (como es el caso de los guisos de nopales, flor de calabaza, huauzontles, verdolagas, papas, moles y tamales, por citar algunos). Los guisos de Cuaresma conforman una tradición gastronómica mexicana, la cual se enriquece con elementos aportados por la cocina hispánica.
En lo que se refiere a la tradición culinaria cuaresmeña, está dominada por dos elementos rituales: el ayuno y la abstinencia. El ayuno, porque obliga a la realización de un solo alimento, es la comida principal del día; en cuanto a la abstinencia, como su nombre lo indica, está prohibido el uso de las carnes en todas sus variedades, pero no el de los vegetales y los pescados, los cuales pueden ser ingeridos en toda su variedad.
La gastronomía mexicana, como ya vimos, aporta al mundo vegetales que son de consumo universal, como: la papa, las calabazas, los camotes, el maíz, los chiles, los aguacates, los nopales y muchos más, protagonistas de las llamadas Vigilas de Cuaresma. Así surgen infinidad de guisos elaborados cuidadosamente, por lo que la cocina cuaresmeña es una tradición gastronómica de muy alta calidad. Para confirmarlo, basta citar algunos ejemplos:
Nopales (con huevo, mole, ensaladas, etc.)
Romeritos en mole, con tortas de camarón seco
Charales de Pátzcuaro capeados
Calabazas en torta, rellenas, picadas, entomatadas, etc.
Guarniciones de chícharos, ejotes
Caldos de haba
Pastel azteca
Corundas con rajas
Caldos de camarón
Chilpachole
Huachinango a la veracruzana
Bacalao a la vizcaína
Postres: chocolates, frutas cubiertas, capirotadas, torrejas, huevos reales, tamales
Bebidas: aguas frescas, aguamiel, pulque
Cabe mencionar que la cocina mexicana resultó muy adecuada para la Cuaresma, ya que en México no existía la carne de res, de cerdo y, en general, de todos los bovinos. Por todo ésto, se puede afirmar que la gastronomía mexicana de cuaresma es una de las más ricas y variadas del mundo, y que afortunadamente, es una tradición de la mesa mexicana.
PASCUA
Al terminar el ciclo religioso de la Cuaresma y Semana Santa, tiempo de recogimiento, ayuno y abstinencia, comienza el "Ciclo Pascual", que también dura cuarenta días, pero es tiempo que todo es alegría y esperanza. Este tono festivo coincide siempre con la estación de primavera.
Como por su propia naturaleza religiosa, la fiesta de Pascua resulta ser de tono festivo y familiar, durante el virreinato surgió la costumbre de regalar dulces y postres a parientes y amigos, así como el invitar a las Meriendas Chocolateras de Pascua en las que los protagonistas eran: el chocolate, los tamales, los bizcochos de huevo, las cajetas, las palanquetas, polvorones, animalitos de pepita, alegrías, jamoncillos, buñuelos, charamuscas, natillas, rompope, empanadas, chongos zamoranos, gaznates, borrachitos y miles de delicias más.
Es por eso que la auténtica costumbre ha derivado en regalar dulces y postres autóctonos, así como las meriendas con sus chocolates.
DÍA DE MUERTOS
Entre los mexicanos la muerte tiene un sentido singular: a veces aparece como una arraigada tradición que tiene sus raíces en la época prehispánica; en otras ocasiones, parece un escenario donde hay ofrendas con: dulces, pan, flores y alimentos condimentados y costumbristas. La tradición es permanente, pero aparece con mayor vigor los días 1 y 2 de noviembre de cada año.
El cementerio convoca a reunión familiar y amistosa. Los deudos se arrodillan al rededor del quien físicamente ya no se encuentra con ellos y depositan las ofrendas; o en su caso, se instalan altares en las casas. Es una conjugación de alegría y tristeza.
Las ofrendas pueden contener fruta, pan, conservas, tamales, mole, dulces, el tradicional pan de muerto; flores, veladoras, imágenes de santos y fotografías del o los difuntos, además de banquitos o sillas para que lleguen a comer los espíritus. También se colocan sus pertenencias en vida: ropa, cigarros, botellas de licor, etc. Después de la celebración, los familiares e invitados se reúnen tradicionalmente para comer lo que "los muertitos dejaron" en la ofrenda, teniendo así un nuevo motivo para celebrar.
En otros países la palabra muerte jamás se pronuncia. El mexicano la adula, la festeja. Tal vez sea el mismo miedo de los otros, pero nosotros la miramos cara a cara. El Día de Muertos refleja claramente cuál es nuestra actitud ante el fenómeno: es la fiesta donde se canta, se come, se ríe, se baila con ella, con la muerte. El arte de la fiesta se encuentra casi intacto entre nosotros. Ahí mostramos todo el lujo que nos falta en nuestra vida diaria. Gracias a ésto se espera atraer la abundancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario